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martes, 5 de octubre de 2010

Ensimismarse

Mi evento personal fue subir la montaña. Yo siempre subía con mis mejores amigos los cerros aledaños a mi hogar, pero esta vez me armé de valor y subí solo. Cabe destacar que esto lo hice mucho antes de que nos dieran esta actividad en la práctica de aprendizaje.
Para esta gran aventura me armé de un par de botellas de agua, plátanos, un par de sandwichs jamón-queso y unas indispensables latas de atún, me levanté tipo 8:30 y fui rumbo a la cima de aquel cerro llamado cerro Provincia, debo decir que ya había subido este cerro con anterioridad en el mes de Septiembre del año 2009 y en aquella ocasión logré llegar a la blanca cima.
Salí esa fría mañana de Septiembre con mi BIP! en mano y la marqué en la 421, subí todo el cerro San Carlos de Apoquindo en micro y me bajé en el estadio de la UC. Ahí me anoté en la lista de los montañistas, fue aquí donde sentí mi primera sensación entre miedo y valor por hacer algo solo que siempre hago acompañado. Empezó mi travesía, mi periplo. Como conocía el camino se me hizo más fácil subir aquel cerro, con música reggaeton empecé a reconstruir aquellos parajes conocidos, pero los miré con los ojos de ser único y me parecían muy extraños.
En el camino a la cima me encontré varios cosas interesantes que me dedique a fotografiar y a observar.
Seguía subiendo por este lugar de una flora y fauna muy variada, aún con los audifonos. Pasó la hora y fue hora de almorzar, busqué un buen sitio con buena vista para esta actividad, sobre una roca armé todo el aparataje para comer y fue aquel momento en que me saqué los audífonos y supe que estaba solo en un cerro.
Aquel momento fue muy especial porque pude abstraerme de lo demás, pude interiorizar de que estaba solo, de que aquel prejuicio que tenía de venir porque creía que era muy aburrido o muy ermitaño ya había desaparecido. Desde aquel punto de descanso pude divisar Santiago con una espesa capa de smog y pude sentir esa brisa fresca que golpea tu cara y ese silencio sepulcral que abunda en el lugar. Todos estos factores externos me sirvieron para meditar en medio de la merienda, esto fue una de las cosas que disfrute de mi viaje.

Terminada la comida elongé el cuerpo y seguí mi camino, a esa hora llevaba 1/3 del camino total, subía, pasaba por lugares peligrosos, algunos filones de roca y demases y fue que a cierta altura me encontré con nieve. Este fue el segundo punto importante de mi viaje, ya que no conocía la nieve, en ese momento empecé a jugar con la nieve, hasta llegue a hacer un monito de nieve, luego me puse a descansar y fue ahí cuando de la nada salio un aguilucho volando muy cerca mio, ahí surcando el cielo se veía majestuoso y me quedé contemplándolo. Fue ese mi gran error porque perdí tiempo muy valioso.

Volví a la realidad y continué con mi camino, eran cerca de las 17:00 horas y el Sol empezaba a declinar y a bajar su luminosidad, fue aquí el tercer y el último punto importante fue el darme cuenta que por la hora ya no podía seguir subiendo estando alrededor de los 2500 metros sobre el nivel del mar y faltándome un par de cientos de metros más, sólo por quedarme observando más del tiempo debido las maravillas de la naturaleza.
Pensé y me prometí que la siguiente vez que suba aquel cerro llegaría a la cima.
Luego comencé a descender rápidamente por que el Sol estaba declinando. La bajada fue muy rápida, ya que el camino me lo sabía a la perfección y por un segundo en el descenso me quedé admirando los hermosos arreboles en el cielo. Ya oscuro estaba llegando a las cercanías del estadio UC, tomé los últimos centímetros cúbicos de agua que tenia en reserva y bajé rápidamente hasta llegar a la cabina del guardia para avisar que había llegado bien. Fue ahí donde pude descansar verdaderamente, sentí mi cuerpo un poco fatigado, pero en buen estado.




Fui al paradero más cercano y tome la micro c02 y en breves minutos llegue a mi hogar y fue ahí donde terminé mi periplo.

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